El compromiso global del mundo local

Doña Brígida es una de las fundadoras y lideresas de la Comunidad de Paz. Un 24 de diciembre, paramilitares y militares asesinaron a su hija de 15 años. Su otro hijo quiso vengar la muerte de su hermana y se fue para la guerrilla donde murió en un combate con el Ejército. Sin embargo, ha sido consecuente con su compromiso de no violencia y su apuesta por la vida. Dice no guardar odio ni rencor.


“La paz se construye todos los días, la paz no es una firma entre políticos, la paz debe ser una construcción social que rompa el miedo y la violencia”.

Eduardo Lanchero

Desde Fundación Musol, siempre hemos apostado por el fortalecimiento de las instituciones locales y municipales, como estrategia de transformación y cambio del mundo en el que vivimos, porque creemos que lo local es el ámbito concreto en el que se inventan y construyen soluciones a las problemáticas de la ciudadanía, es territorio de innovación, de laboratorios: economía solidaria, sistemas de intercambios locales, es decir los territorios locales son portadores de alternativas frente a la globalización liberal. Es por esto que es importante instaurar lazos de intercambios y de multiplicación de nuestras prácticas, para afirmarlas y a su vez consolidar la fuerza política de nuestros territorios a nivel mundial.

Este es precisamente el caso del Hermanamiento que entre Alburquerque y la Comunidad de Paz de San José de Apartadó (Colombia), se mantiene desde 2006, y que hemos trabajado desde la visión de que el Desarrollo se hace “desde adentro hacia afuera” y “desde abajo hacia arriba” por ello los entornos locales, son lugares de resistencia y de innovación porque son atravesados por todos los anhelos de la ciudadanía.

El hermanamiento entre ambos pueblos y la relación que han establecido a través de él, nos posibilita trabajar a partir de la experiencia de San José de Apartadó, y nos demuestra que como agentes locales, somos también contra-poderes que tenemos una incidencia y una proximidad: un anclaje que nos permite luchar y construir ese Otro Mundo Posible, desde lo local, pero también nos posibilita trabajar la necesidad de conectar esas experiencias y de desarrollar redes de apoyo que favorezcan el compromiso global y que trasciendan el vínculo beneficiario-donante, muy arraigado en las prácticas de cooperación local en Extremadura y en el imaginario colectivo de la sociedad occidental.

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