Sin considerar los efectos que puede tener el cambio climático, los precios de los alimentos pueden llegar a incrementarse entre 70% y 90% en los próximos 20 años, según un estudio de la ONG Oxfam.
Esto representará un problema para varios países emergentes, así como una oportunidad para los productores de alimentos como es el caso de Uruguay.
"El año 2008 marcó el comienzo de una nueva era de crisis. Lehman Brothers quebró, el petróleo alcanzó los US$ 147 por barril, y el precio de los alimentos subió bruscamente, precipitando protestas en 61 países, con disturbios o manifestaciones violentas en otros 23. En el año 2009, el número de personas hambrientas rebasó por primera vez los mil millones", recuerda el reporte "Cultivar un futuro mejor" de esta ONG.
Según el informe, el sistema alimentario tiene varias presiones como el cambio climático, el crecimiento de la población, la suba en el precio de la energía, la creciente demanda de carne y productos lácteos y la competencia por la tierra entre los biocombustibles, la industria y la urbanización.
En ese contexto, "se prevé que los precios de los alimentos pueden subir entre el 70% y el 90% para el 2030 sin considerar los efectos del cambio climático, los cuales pueden llegar a duplicarlos", indica. Si se considera el efecto climático, el alza llegaría a un rango de 120% y 180%, según la investigación.
"Esto resultará desastroso para los países pobres que importan alimentos y hará más probable un retroceso generalizado en el desarrollo humano", afirma.
Es por ello que "la agricultura se enfrenta a un desafío de enormes proporciones. La producción de alimentos debe aumentar espectacularmente, a la vez que se transforma la forma en que se producen", agrega.
Para Oxfam, "a medida que aumenta la presión sobre los recursos y el cambio climático se acelera, las personas pobres y vulnerables son las primeras en sufrir a consecuencia del clima extremo, los precios de los alimentos subiendo en espiral, las disputas por la tierra y el agua". La ONG señala que la manera de evitar estas consecuencias y un aumento explosivo en el precio de los commodities, pasa por coordinar políticas públicas a escala mundial.
Además llama a "establecer el rumbo hacia una nueva prosperidad: una era de cooperación en lugar de competencia".
Fuente: El País Digital