El cambio climático aumentará la desnutriciñon infantil un 20% de aquí a 2020. Este es el mensaje que lanza Acción Contra el Hambre en estos días en los que más de 17.000 personas de 195 países se congregan en Doha con el objetivo de evaluar los progresos de los distintos países en la reducción de la emisión de los gases de efecto invernadero.
“La escasez de recursos debido al cambio climático también provoca el desplazamiento de población, aumentando la competencia y los conflictos. El cambio climático va más allá de la clásica imagen de un oso polar sobre un témpano de hielo. El hombre es el primer afectado por este fenómeno, que viene a sumarse a las causas profundas de la desnutrición como la inseguridad alimentaria o el acceso limitado al agua“, señala afirma Fréderic Ham, responsable de Reducción de Riesgos y Preparación ante Desastres de Acción contra el Hambre.
“Se estima que un aumento de la temperatura de tan sólo 2 grados en Uganda devastaría los cultivos de café, una de las principales fuentes de ingresos para muchos agricultores y para el país como producto de exportación. Este simple ejemplo ilustra el dramático impacto del cambio climático en los países con menos recursos cuya economía se basa en la agricultura”, añade.
Sequías e inundaciones, considerados como las mayores amenazas del siglo XXI para la agricultura y la seguridad alimentaria, afectan no sólo a los cultivos, también a la ganadería reduciendo las zonas de pasto. En el Cuerno de África, afectado por la sequía el año pasado, se pudo observar cómo las tasas de desnutrición, ausente hasta ahora entre las comunidades ganaderas porque los niños se alimentaban de la leche de los animales, sufrían un aumento considerable entre la población pastoral.
Reducir las emisiones no es suficiente
En las últimas décadas, el número de personas expuestas a los desastres naturales se ha multiplicado. Los países en desarrollo son los más afectados tanto por la frecuencia de estos desastres como por el número de víctimas. Además, en la mayoría de los casos, estos países son los que emiten menos carbono y los que más sufren el cambio climático.
“Frente a esta situación, la lucha contra el cambio climático no puede limitarse a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a medio y largo plazo. También es necesario aumentar la resiliencia de los más vulnerables a los desastres climáticos que ya les están afectando. ¿Se tendrá en cuenta este aspecto en Doha?”, señala Fréderic Ham.
La estrategia de reducción de riesgos es rentable. Según Naciones Unidas, un dólar invertido en actividades de prevención y preparación ante desastres naturales permitiría ahorrar siete dólares en pérdidas provocadas por este tipo de catástrofes.
Fuente:Ethic la vanguardia de la sostenibilidad